viernes, 20 de junio de 2008

MUJER


No busco una mujer-amante-esposa, sino un puerto vital en mar abierto, un hábitat sin fecha de caducidad donde dar cobijo al Amor como si fuera eterno.
No espero a una mujer que sea apenas fémina, sino que sea también el barco que me navegue, la tormenta que me aflija, la sensualidad que me altere, la serenidad que me acune.
No busco ni espero ni quiero una mujer por el solo hecho de serlo, y exijo a la brújula de mis sentidos que apunte el camino que conduce a la única que quiero sueño y espero: no una, sino Ella; ésa que sin saberlo me espera con todos sus desiertos en flor donde reposar mi piel exhausta y mi boca sedienta y mi deseo ardiente y mi urgencia angustiosa y mi lágrima austera y mi ternura elocuente.
, una mujer que excite mis veintinueve sentidos es la que sueño espero y busco; la única que sepa qué decir, cómo hacer, cuándo parar, dónde esperar.
Esa es la mujer que espero como quien nada espera, que busco y rebusco; esa es la mujerpuertoesquina que deseo y no deseo que otro la posea. Solo espero que sea ella, aquella que sea mía y yo sea suyo; que sea yo y ella; ella en mí y viceversa.
Entonces habré encontrado a la Mujer que finjo que no busco; al barco que miento que no sueño; a la esquina que juego a que no existe; al muelle de mi propio puerto, y echando el ancla mar adentro, nos amarraremos sin vergüenza a la luz de los faroles de sus ojos, y procrearemos gritos y temblores que iluminarán todas las esquinas de los barcos en el puerto.
Será el momento de vocalizar el Somos, pluralizándonos en la simbiosis del Nosotros.
Esa es la mujer que busco espero y sueño.
Gratificaré magníficamente cualquier información sobre su paradero.


Bruno Kampel

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