Pasarse la vida entera luchando contra su propio cabello.
Comprarse una blusa que no combina con nada, pero que por el precio ¡estaba irresistible!
Saber de memoria quién se casó, quién se separó y quién dejó la carrera.
Tener una cartera que parece el neceser de la abuela del 007, de tantas cosas acumuladas e increíbles que existen dentro de ella.
Hablar de intimidades que los hombres ni siquiera se imaginan.
Ser tratada como una idiota por los mecánicos de un taller.
Fingir naturalidad durante un examen ginecológico.
Llorar a moco tendido cuando el padre del Rey León muere, dejando el cachorrito huérfano.
El poder de unos jeans, o de un body de lycra, para sostener la estructura del cuerpo.
Tener crisis conyugales, crisis existenciales, crisis de identidad, ¡crisis de nervios!
Ser madre soltera, madre casada, madre separada y... madre del marido.
Ver un partido de fútbol (sólo para hacerle compañía al novio).
Lavar el panti en la ducha. Y después colgarlo en el toallero (para horror del sexo masculino).
Comerse una caja entera de bombones porque se peleó con su novio, pasarla mal, y todavía quedar destruida porque se salió de la dieta.
Escuchar que... "mujer al volante es un peligro constante."
Depilarse las piernas cada 15 días, ¡con cera!
Lo que se siente rasgarse las medias en la entrada de una fiesta.
Sentirse lista para conquistar el mundo, cuando se está usando un lápiz labial nuevo.
Sentirse realmente infeliz, porque no se tiene una ropa linda para salir (aunque tenga el armario repleto!).
Llorar en el baño, mirándose al espejo para ver cuál es el mejor ángulo.
Descubrir que su relación y el mundo se acabaron... y después descubrir que no era nada más que síndrome premenstrual.
Colocarse una faja apretada para disimular la panza.
Bailar, cantar y caminar en el séptimo cielo... sólo porque "él" llamó o escribió. (ES TOTALMENTE CIERTO, QUÉ TIERNO).
Pelearse, sólo para hacer después las paces.
Decir no, para que él insista bastante, y después decir... ¡sí!
Quedarse esperando al marido en la cama, cuando él está leyendo su página deportiva...
Sonreír gentilmente a un cliente mientras un cólico loco le aprieta como una bazoca.
El milagroso poder curativo de... un beso..., un gesto..., y una palabra dulce.
Ser santa, filósofa, maestra, médico, psicóloga, redentora, administradora, cocinera, encargada de mantenimiento, organizadora, árbitro... y, encima, ¡pulpo!, antes de empezar a pensar en ella misma.
Llorar, extasiada de felicidad, y... reír, colmada de furia.
En fin, sólo una mujer sabe lo que es... ¡¡¡ser mujer!!!
¡ Las Mujeres somos maravillosas!
Comprarse una blusa que no combina con nada, pero que por el precio ¡estaba irresistible!
Saber de memoria quién se casó, quién se separó y quién dejó la carrera.
Tener una cartera que parece el neceser de la abuela del 007, de tantas cosas acumuladas e increíbles que existen dentro de ella.
Hablar de intimidades que los hombres ni siquiera se imaginan.
Ser tratada como una idiota por los mecánicos de un taller.
Fingir naturalidad durante un examen ginecológico.
Llorar a moco tendido cuando el padre del Rey León muere, dejando el cachorrito huérfano.
El poder de unos jeans, o de un body de lycra, para sostener la estructura del cuerpo.
Tener crisis conyugales, crisis existenciales, crisis de identidad, ¡crisis de nervios!
Ser madre soltera, madre casada, madre separada y... madre del marido.
Ver un partido de fútbol (sólo para hacerle compañía al novio).
Lavar el panti en la ducha. Y después colgarlo en el toallero (para horror del sexo masculino).
Comerse una caja entera de bombones porque se peleó con su novio, pasarla mal, y todavía quedar destruida porque se salió de la dieta.
Escuchar que... "mujer al volante es un peligro constante."
Depilarse las piernas cada 15 días, ¡con cera!
Lo que se siente rasgarse las medias en la entrada de una fiesta.
Sentirse lista para conquistar el mundo, cuando se está usando un lápiz labial nuevo.
Sentirse realmente infeliz, porque no se tiene una ropa linda para salir (aunque tenga el armario repleto!).
Llorar en el baño, mirándose al espejo para ver cuál es el mejor ángulo.
Descubrir que su relación y el mundo se acabaron... y después descubrir que no era nada más que síndrome premenstrual.
Colocarse una faja apretada para disimular la panza.
Bailar, cantar y caminar en el séptimo cielo... sólo porque "él" llamó o escribió. (ES TOTALMENTE CIERTO, QUÉ TIERNO).
Pelearse, sólo para hacer después las paces.
Decir no, para que él insista bastante, y después decir... ¡sí!
Quedarse esperando al marido en la cama, cuando él está leyendo su página deportiva...
Sonreír gentilmente a un cliente mientras un cólico loco le aprieta como una bazoca.
El milagroso poder curativo de... un beso..., un gesto..., y una palabra dulce.
Ser santa, filósofa, maestra, médico, psicóloga, redentora, administradora, cocinera, encargada de mantenimiento, organizadora, árbitro... y, encima, ¡pulpo!, antes de empezar a pensar en ella misma.
Llorar, extasiada de felicidad, y... reír, colmada de furia.
En fin, sólo una mujer sabe lo que es... ¡¡¡ser mujer!!!
¡ Las Mujeres somos maravillosas!
Autor desconocido
No hay comentarios:
Publicar un comentario