jueves, 27 de noviembre de 2008

LA FELICIDAD SON PÉTALOS DE AÑOS...


La felicidad son pétalos de años que la vida nos pone en nuestras manos para convertirla en una rosa.
La buscamos a nuestra medida, le fabricamos un entorno irreal que no tiene.
La soñamos más que la vivimos... Y muchas veces, llevándola dentro, la sacamos fuera y la desfiguramos en un ambiente de superficialidad.
Es intimidad en el amigo, luz en el hogar; es detalle, beso, sonrisa, flores, cielo, mar.
Es verdad que la felicidad no es siempre estable, fija, duradera.
Más bien parece un parpadeo, una luz que dura minutos, como huecos de trecho en trecho en una red muy tupida.
Los sufrimientos, en cambio, parecen un beso que se estanca, se posiciona, adueña, se queda.
Si no se agota en ti la resistencia de la voluntad, ni la fuerza de las emociones, ni el hambre de aventura, ni la frescura de los hondos manantiales de la vida, has conocido la felicidad.
Si los golpes no te rompen la fe, si la indiferencia no te cierra las manos, si el egoísmo y la avaricia no te secan los sentimientos y llegas al fin con capacidad de emoción, de llanto, de perdón, de ternura, de plegaria, de luz, has conocido la felicidad.

Autor desconocido

BUSCO UN HOMBRE...




Mi búsqueda no es sencilla

He encontrado en mi vida amigos, enemigos, conocidos, científicos, intelectuales, pacifistas y aun continúo mi pesquisa porque lo que yo deseo es: UN HOMBRE!!

UN HOMBRE que no tema a la ternura; que se atreva a ser débil cuando necesite detenerse a recobrar fuerzas para la lucha diaria; que no piense que al amarme lo derroto, o que al amarlo me aniquila.

UN HOMBRE que me proteja de los demas y de mí misma, que conociendo mis errores, los acepte y me ayude a corregirlos.

UN HOMBRE que quiera y sepa reconocer mis valores espirituales y sobre ellos pueda construir todo un mundo; que nunca me rebaje con su trato.

UN HOMBRE que con cada amanecer me ofrezca una ilusión, que aliente nuestro amor con toda delicadeza para que una flor entregada con un beso tenga más valor que una joya.

UN HOMBRE con el que se pueda hablar, que jamás corte el puente de comunicacion y ante quien me atreva a decir cuento pienso, sin temor de que me juzgue y se ofenda, y que sea capaz de decírmelo todo, incluso que no me ama.

UN HOMBRE que tenga siempre los brazos abiertos para que yo me refugie en ellos cuando me sienta amenazada e insegura, que conozca su fortaleza y mi debilidad, pero jamás se aproveche de ello.

UN HOMBRE que tenga abiertos los ojos a la belleza, a quien domine el entusiasmo y ame intensamente la vida; para quien cada día sea un regalo inapreciable que hay que vivir plenamente, aceptando el dolor y la alegría con igual serenidad.

UN HOMBRE que sepa ser siempre más fuerte que los obstáculos, que jamás se amilane ante la derrota y para quien los contratiempos sean mas estímulos que adversidad, pero que esté tan seguro de su poder que no se sienta en la necesidad de demostrarlo a cada minuto en empresas absurdas solo para probarlo.

UN HOMBRE que no sea egoísta, que no pida lo que no se ha ganado, pero que siempre haga esfuerzos para tener lo mejor porque lo ha ganado.

UN HOMBRE que goce dando y que sepa recibir.

UN HOMBRE que se respete a sí mismo, porque así sabrá respetar a los demás; que no recurra jamás a la burla ni a la ofensa, que más rebajan a quien las hace que a quien las recibe.

UN HOMBRE que no tenga miedo de amar, ni que se envanezca porque es amado; que goce el minuto como si fuera el último, que no viva esperando el mañana porque tal vez nunca llegue.

...cuando lo encuentre, entonces, entonces lo amaré intensamente.

Desconozco el autor

A QUE EDAD HE LLEGADO



¿A qué edad he llegado? Mis pensamientos vuelan y respondo... La edad en que se olvidan los rencores. La edad en que se perdonan los errores.
La edad en que lo más mínimo tiene importancia y en que lo que más importa pasa y puede esperar un poco. La edad propia para amar con las ansias guardadas.
La edad de perdonar y pedir que me perdonen. La edad en que veo a mis hijos crecer y hacer su vida. La edad en que las lágrimas afloran dulcemente y rápidamente por mis mejillas.
La edad en que la sonrisa brota de mis labios a la menor indicación de la dulzura. La edad, "amigos" en que esta palabra resuena con alegría en mis oidos. La edad en que amo, y permito que me amen.
La edad en que todo pasa y deja huella. La edad de los recuerdos y los olvidos.
La edad que nunca voy a olvidar...


Autor Desconocido